The Endless


Sólo se escuchaba el monótono timbre de la profesora dictando los apuntes y el raspar de lápices y bolígrafos sobre el papel, quizás interrumpido en algún momento por el leve susurro de un comentario entre compañeros.
El zumbido de los fluorescentes tampoco me ayudaba a concentrarme en la tarea que tenía por delante.

Un suave aleteo hizo que mi mirada, que hasta aquel momento vagaba perdida por la pizarra, volase hacia la ventana, encontrándome frente a frente con los ojos dorados de una chica de mi edad. Llevaba maquillados los ojos y los labios de negro, a juego con su vestimenta. Era muy guapa, tanto que su belleza podría hacer llorar de envidia a cualquier modelo y el suave pelo azabache despeinado lanzaba suaves destellos plateados con el reflejo del sol.
Miré a mi alrededor esperando ver apuntes a medias y caras de desconcierto y asombro que miraran embelesados a aquella extravagante chica, pero mi estupor se vio acrecentado cuando comprobé que todos los que me rodeaban seguían con la cabeza gacha escribiendo en sus cuadernos.

- Ellos no pueden verme – dijo suavemente. Estaba sentada en el alféizar, y era evidente que, o no la veían o estaban gastándome una broma. Bajó su cabeza hasta que la puso a la altura de la mía y miró interesada mis apuntes, llenos de vagas ideas y garabatos.- Historia, interesante materia. Sabes, Isabel II no se exilió a Paris por temas de política, sino para que la corte y sus súbditos no se enteraran de que moría de sífilis, aunque claro está que es un secreto y un detalle que no se revela en los libros.

Sonó el timbre y me puse en pie, suponiendo que esta chica que tan repentinamente había aparecido, desapareciese con la misma espontaneidad. Sin prestar atención a sus pasos recogí mis cosas, otra vez solo. Una larga jornada de colegio que pasaba solitario, sin contar con esta “visita”. ¿El por qué de mi soledad? Una cosa tonta, algo que la sociedad lleva defendiendo que tolera… hipócritas. Antes tenía amigos, éramos un grupo que nos apoyábamos unos en los otros y había confianza, ahora de ellos a mi no me quedaba nada.
Les confesé que era gay y empezaron las disputas, los maltratos, el acoso. Me gritaban e insultaban, más de una vez me dieron algún bofetón. ¿Qué podía hacer? Si lo decía al tutor, me ganaba mas enemigos y mas acosadores, me llamaban chivato, así que opté por callar y aguantar en silencio.

Por otra parte en casa las cosas tampoco iban bien, mis padres estaban separados y apenas les veía, el trabajo les consumía por entero. Pero me aferraba a las pequeñas esperanzas que tenia por delante para continuar: la universidad, conocer gente nueva…

Terminé de recoger y la extraña chica todavía estaba a mi vera, esperándome.

- ¿Acaso piensas seguirme a casa? – pregunté un poco molesto. Normalmente no solía ser así de desconfiado, pero las circunstancias me enseñaron que no siempre una sonrisa es la buena. Ella no se inmutó y me siguió.

Di un portazo y bajé las escaleras casi a la carrera, la puerta del colegio estaba llena de grupitos que charlaban animadamente. El mar humor iba remitiendo, y de la mala reacción de antes quedaban apenas unos rescoldos.

-¿Dónde vives? – pregunté curioso a la chica.
- Al fin te dignas a hablarme.- dijo sonriendo, mostrando unos dientes perfectos. El sol destacaba su pálida piel.- Pues momentáneamente aquí, y quién sabe cuál será la próxima ciudad que visitaré. Solo el mismo destino lo escribe y sabe.

A pesar de esa enigmática respuesta me quedé tranquilo. Íbamos cruzando la calzada y todo ocurrió en un parpadeo: Un Ford negro, seguramente de algún padre de familia de esos niños pijos no frenó, golpeándome y haciéndome salir por los aires cayendo contra el bordillo de la acera.

- ¿Estás bien? – dijo la chica tendiéndome la mano. El caos que se organizó a continuación fue absoluto. Los chicos salieron corriendo hacia mí, formando un corrillo alrededor de mí mientras ponían cara de espanto y horror, incluso alguno lloraba. El conductor salió del coche y llegó hasta mí, me dio pánico cuando reconocí tras las cabecitas de los estudiantes la cara de mi padre, él mismo era la persona que me había atropellado. Se agachó a mi lado, sujetándome entre sus brazos mientras lloraba. Le intenté consolar, le susurré que no pasaba nada, me encontraba en perfecto estado, solo notaba algo pesada mi cabeza.

Entonces todo encajó… miré a la chica: La muerte. Ella no decía nada, se limitaba a tenderme la mano y sonreír. No era posible pero sin embargo estaba ocurriendo. “Vamos, te estaba esperando” me dijo cuando la miré a los ojos.

Aferré su mano con más fuerza, me puse en pie y la seguí, dolía dejar mis sueños atrás, detalles, deseos…

Sin embargo yo no había elegido, no tuve la oportunidad, y comprendí entonces lo mucho que tienes que perder ante ella.



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Esta historia la escribí algun tiempo atrás, allá por el mes de Enero, la tenia en una libreta, a la espera de salir a la luz. Sin embargo he retocado algunas partes, he añadido aquí y allá, he cambiado y etc...

No siempre he pensado en la muerte como una persona, la gente lo ve como un fin o un ser, algo fatal. De cierta manera si que lo es, nos arrebata muchas cosas, cuanto queremos y de manera drástica, aunque venga avisada (por ejemplo en las enfermedades terminales). Pero siempre es duro, y siempre duele.

Hace un par de noches, salió el tema con un buen amigo y estuvimos "discutiendo" acerca de él.
Porque aunque parezca que se tiene algo perdido, siempre encuentra algo que puedas perder, ella siempre gana la partida. Y no suele ser hasta el último momento cuando te das cuenta de eso que te quedaba, ese resquicio de luz que suele entrar por una rendija de la habitación.

Como le dije a una amiga hace algún tiempo ya:

"¿Por qué abrir los ojos, si sólo voy a ver oscuridad?
¿Por qué decirlo con palabras hace que sea más real?
Duele..."

"Ánimo, porque hasta en las más absoluta oscuridad puedes encontrar una pequeña estrella que, a pesar de brillar débil, ilumina tu camino y lucha por ti."


Sin embargo la muerte es honesta y sincera, y te muestra la verdadera faz de la gente de tu alrededor... Es un tema que da mucho que pensar, en mi opinión.


En fin, hoy llueve, asi que me enfundaré mis botas de agua (De colorines) y saldré un rato a ver que tal está el panorama pre-universitario de revolucionado.
Besitos, y a aquellos que anden por Madrid, cuidado que estoy con las clases prácticas de conducir :)


~Martukya©

...cuando lo que quiero es creer!!

Comentarios

  1. jolines
    me ha hecho llorar.
    que lastimilla que se haya muerto.
    ahora toda esa gente llorará y dirán cosas maravillosas de él ¬¬

    perfecto ^^

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  2. Anónimo11:42 a. m.

    Escribete algo porno va xD.

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